Sunday, November 11, 2007

El Perdon



No es fácil hablar sobre el perdón cuando has sufrido traiciones, cuando las personas en las que has confiado te han fallado, cuando en quien habías depositado tu amor te distes cuenta que no te amaba. No es fácil hablar de perdón, cuando te han perseguido, cuando muchos anhelaban verte en derrota, cuando te han vituperado, cuando la persona que esperabas te apoyara te dio la espalda; no es fácil hablar de perdón, cuando la persona que quizás debía ser tu guía se convirtió en quien te odiaba y envidiaba; no es fácil hablar de perdón, cuando eres acusado injustamente de algo que no hiciste y el que te acusó si lo hizo; no es fácil hablar de perdón, cuando eres juzgado y acusado sin ser oído, no es fácil hablar de perdón.

Este mensaje tengo días escribiéndolo, por eso sé que no es fácil hablar o escribir sobre perdón, pero cuan necesario es perdonar, cuanta libertad y paz nos da el perdonar.

Perdonar es recordar sin que nos lastime nuevamente lo sucedido, y no sentir deseos de venganza, ira, o resentimiento con esa persona.

Perdonar a todo aquel que en algún momento nos ha lastimado, dañado, mentido o dado la espalda, traicionado, robado, ofendido. Recordando aquello que nos dolió sin que ello nos duela, sin que abra de nuevo la herida. Que el recuerdo sea recuerdo y no dolor ni rencor.

Erróneamente se confunde el perdonar con el "olvidar", lo cual es un error pues olvidar un evento cuyo dolor es muy grande no se olvida, pero si se puede perdonar. Si se espera a olvidar algo para perdonar, se corre el riesgo de morir sin haber perdonado, porque borrar de la memoria no es un acto deliberado e intencional y puede que nunca ocurra.

Perdonar es dejar ir, es desatar, mientras no perdonamos tenemos atadas a esas personas, no avanzamos nosotros y espiritualmente estamos entorpeciendo el avance del otro.

A diario tenemos cosas que perdonar, el perdón no es un sentimiento, es una desición, quizás no sientes hacerlo pero sabes que lo debes hacer como hijo de Dios; Jesús dijo :

Luc 6:27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;

Luc 6:28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.

Luc 6:29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.

Luc 6:30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.

Luc 6:31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

Luc 6:32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

Luc 6:33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.

Luc 6:34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.

Luc 6:35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.

El perdón es la llave del reino de los cielos que nos permite desarrollarnos y avanzar. Cuando te esfuerzas por ser una persona perdonadora, estás tratando de emular los mejores rasgos del carácter de Cristo.

Con el acto de perdonar se pone en marcha el proceso de borrar todo residuo acumulado de culpabilidad, odio y rencor que engendra sentimientos negativos en nosotros. La práctica regular de perdonar voluntariamente a todo el mundo por todo lo que haga, te convierte en un hijo de Dios con el fruto del Espíritu Santo.

El no perdonar nos lleva a la tristeza, ansiedad, depresión, enfermedades físicas, la falta de perdón trae ruina espiritual y material, detiene la bendición, hace que los cielos se cierren en nuestras vidas.

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